martes, 15 de marzo de 2011

Idus de marzo

"Cuídate de los idus de marzo" le dijo el celador a Julio César y lo mataron el 15 de marzo...
Según la tradición romana, los idus presagiaban buenos y grandes augurios; y no solo se preveían para esta fecha sino que se repetían los 13 o 15 de cada mes. Claro que el de marzo pasó a la fama por tal connmoción. Aunque quizá fuera una suerte para su sucesor...
Cosas en las que creer o no, depende de cada uno.
Vuelvo al cabo de 7 días con estas historias "mínimas". Siento que se trate una vez más de desamparos pero persisto en la intención de apelar a los buenos idus para cambiar las cosas:

Por Valencia nadie se posicionó. Parece que faltan caballos...

Mientras tanto me topé con desgarros menos ciudadanos y más íntimos. Me pregunto desde hace unos días si existe algo tan desolador como un niño triste. Y no lo está porque pasa hambre o necesidades. A este pequeño lo devastó otro tipo de tsunami. Adultos que se enfadaron e hicieron mucho mucho ruido (una interesante canción de Joaquinito)Y el chiquito en medio, oyendo, aprendiendo palabras que destrozan, siendo testigo de desencuentros tan forzados y premeditados.
No supe qué hacer para sacarle una sonrisa al pirulín porque yo misma me desgajaba por dentro al verlo tan serio, tan lejos y tan inmerso.
Me di cuenta cuán fina es la diferencia entre hacerlo crecer feliz o arrebatarle paulatinamente la infancia, esa etapa que nos moldea el futuro.
Me encantaría que quienes estén pasando por penosas circunstancias de divorcio buscaran un momento para mirar fotos y reencontrar a ese bebé que fuimos...Luego, si es posible que el corazón haga pausa en medio de la guerra, que intentaran mirar a sus hijos sin pensar en nada. Solo mirarles su carita, sus pequeñas manos. Toda una vida puede decidirse en un mísero instante. Como ocurrió con el César.
En fin. Mucho mucho ruído...es la melodía de fondo para este fragmento.

Casualidad de ficción. Los dos cuentos colgados ayer van de vidas jóvenes ahogadas por las invisibles iras adultas...

Lunes y semana de exámenes. Una alumna suspendió en uno de Historia. Cosa que me dejó bastante enfadada porque sabía y había estudiado de verdad. Pero lo grave no es eso. Sino que el profesor se niega a exhibirle o devolverle la evaluación. Así que no sabemos en qué ha fallado para poder mejorarlo.
En un artículo anterior hablaba del modo de examinar aquí, 60 minutos para escribir sobre siglos de filosofía, por ejemplo. Ahora apelo a quien pueda darme una explicación sobradamente lógica y con mucho fundamento para repetir esa perversa costumbre de no devolver a los estudiantes sus documentos personales: LOS EXÁMENES.
¿Es posible que no quieran entregarlo porque tomarán el mismo el próximo curso? Porque no me creo que esté mal corregido. Aún cuando en tiempos pasados descubrí errores en las correcciones. Errores que por supuesto denuncié e hice rectificar.
Help! Hay que crear urgente una institución que represente y defienda a los jóvenes, grupo históricamente transitorio, o sea, pringadillos a los que ya se le pasarán los granos.

Vuelvo al asunto este del divorcio. La Asociación de padres divorciados o como se llame (la de esta ciudad) te recibe con los brazos abiertos y te dice que lo más importante es preservar la salud mental del niño. Pero al cabo de un tiempo, cuando entras en relación con el abogado/a, te enteras que como pagas una cuota mensual, eso te da derecho a abusar del Derecho. Es decir, meter cuanta demanda se te ocurra al enemigo/a en cuestión.
Un ejemplo real es el siguiente: uno de los progenitores se quedó varado por la nieve en un sitio distante al del hogar cotidiano. Avisó que no podía llegar a tiempo pero el ex-consorte le interpuso una denuncia alegando que no había podido ver a su retoño...

Ya ven que los infantes también pueden convertirse en mercancía para los que viven del pleito por el pleito.

¿Qué es preferible, la columna mía de la derecha, donde ya habrán topado con historias nada agradables o ésta, la de la cierta despreciable realidad diaria?

Somos tan capaces de tanto bien como de tanto mal. ¡Qué impotencia!

Idus de marzo. Portémosnos bien. Y no dejemos de denunciar los malos actos.
Como dijo Sampedro "Las cosas que callamos los buenos es más terrible que lo que hacen los malos"
Quien se considere buena persona, que no se esconda. Por cada segundo de silencio, perduran minutos de alevosa actitud. Minutos que luego son años.

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