sábado, 2 de abril de 2011

Sin cuentos en primavera

Variadas sendas interrumpieron mi atención en este placentero camino de la escritura. Los que me siguen habrán notado la merma de comentarios.
Pero es que las flores en primavera y el juego incansable de los pájaros te hacen sentir tan exultantes ellos, tan libres y, sobre todo, te hacen creer que la felicidad siempre estuvo ahí sin que te hubieras dado cuenta.
Ah la primavera, ¿qué me va a contar a mí esa revoltosa que me hizo a su imagen? Que está tan tranquila y de repente te solapa con sus vientos, que lo mismo te abriga con los primeros soles y al rato te riega intermitente e impertinente. Pero sobretodo, que te pone frente al mundo y te demuestra cómo nada termina, todo trasciende y renace una vez más, siempre con la grandeza de lo natural y antiextravagante.

Pues no habrá cuentos esta primavera. El lunes se publicarán los últimos dos de Verdadero y Falso.
Para quienes pudieron leerlos, espero que les hayan aportado algo.
Seguirán en la sección Decimonónico para ser leídos en cualquier momento y lugar.
Pienso que otra serie escrita, los Cuentos Epistolares aparecerán para la primavera donde nací, en América del Sur.
Mientras tanto, continuaremos encontrándonos con esas pequeñas delicias de la vida misma, las de la realidad, las que cada día nos renueva nuestra malograda capacidad de asombro.
Muchas gracias por leerme. Muchas gracias por aguantarme. Más tarde, nuevos pensamientos comenzarán a girar por mi teclado y los compartiremos.
A disfrutar.

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