I. "AUTO EMPUJE"
Observar rápida y profundamente el
cadáver de lo que fui.
Confirmar que ya no existe, que no es.
Asegurar mi nuevo ser,
mis otras mejores luces;
dejar todo aquello que aconteció
en un baúl añejo y distante.
Amanecer con el sol; ser unidad
con la ascensión del día y estar en ella.
Sentir la verticalidad del espíritu
y proyectarla a toda mi persona.
Salir a andar nuevamente...
nueva.
Saber que vivir es esto:
matar lo que ya no es y
apenas
recordarlo
-------------------------------------
VIII. “DESPUES DE EMIGRAR”
Como si no quedaran ya
más vuelos.
Como si aquélla vez
sentida última y divina
ya no viniera más a mí.
Como si mis alas dejaran los altos
y se quedara
apacible aquí
en lo llano.
Como si mi corazón trizado
por las despedidas no
volviese jamás a recomponerse...
Los amigos allí
Los otros amores allí.
Así partí, náufraga, a intentar
no naufragar. A reflotar.
Existe siempre una cima más alta,
cada vez más perfecta
Una voz, un sonido, un gesto
en mil gestos soñados.
Un corazón que late al mismísimo compás
que el mío.
Un andar de infinitas tristezas recogidas en manojos
y encapsuladas en el alma,
Un grito mudo esperando también un milagro...
Hay un vuelo que es
tal vez
el más alto,
el más elevado.
Y quizá ese vuelo me atreva a subir,
a arriesgar mi corazón recién
recompuesto o
tal vez
desarmado.
Y puede que
cuando nos atrevamos
a
vivirlo
suframos el pánico
de caer
estrellados al suelo.
Acaso existe siempre una última
posibilidad para nuestras alas.
Habrá que abrirlas y
dejarse llevar
por el riesgo o
si no... dejarlas bajas
y retirarse allí donde...
nada duele, nada se siente.
------------------------------------------------
XI.
Posiblemente nunca
sepas
de estas exabruptas
aguas extrañas que caen
por mi cara
sin tregua,
disparando adioses y holas
intermitentes.
Quizá jamás te
enteres
del milagro
de cuatro joviales
pupilas soñando...
Es probable sin
embargo
que
una suave risa te circunde
y hagas que todo
haya transcurrido
con sosiego mesurado.
Tal vez...una vez
tu cara añeja
en el espejo
te traiga el recuerdo
de aquélla furia solapada
y salgas como
siempre a tu calle
tan solo para comprobar
el paso eterno y sucesivo
de las cuatro estaciones.
--------------------------------------------
XIV. A JOAN MANUEL SERRAT
Traspasaste sueños
improbables.
Moviste cabezas paralíticas y maltrechas.
Anduviste provocando
auges de caderas
universalmente
dispuestas al acecho
de tu etérea presencia.
Hiciste que los escépticos
se detuvieran...
y de un reojo disimulado
se preguntasen (¿...?).
Fuiste de un lado a otro de esta Tierra
y sólo Dios sabe
la mística sensación
de tu siembra.
Dijiste casi todo
esparcido elegantemente
en versos
que siguen
respirando nostalgia
de realizarse...
Cumpliste con este
mundo rotundo,
frágil
espeluznante.
Despertaste y
despertaron infinitas
almas expectantes, a veces
añejamente esperanzadas.
Sí, has traspasado sueños
probables e improbables.
Has sido esencialmente utópico
en esta Tierra.
Pero te has ganado también el mejor
lugar en la utopía,
ésa que tal vez un día
sea barrilete de cualquier
criatura cosechada
por la multiplicación
de tus sueños.
Los que remotamente
imaginaron tus pupilas
inseguras, las de esos años que uno sabe.
Sí, lo lograste.
Y ahora, todos, desde
abajo del escenario
te siguen reclamando
agobiantes que
reiteres la musical
fragancia de tus
neuronas,
que no termines nunca
de inyectarles felicidad
ésa que dura dos horas
y luego queda impresa en una
célula cualquiera,
esa misma que permite que al otro día despertemos
y comprobemos
que a pesar de todo
el corazón nos sigue
golpeando
pidiéndonos que salgamos
y caminemos reproduciendo
sueños improbables-realizables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario