sábado, 12 de mayo de 2012

Hitos Argentinos

Brillante letra proveniente de vínculo de sangre también, primo hermano y comunicador social. Genial. Me autorizó a publicarlo en este medio. Y yo, que no escribo tan bien como él, orgullosa de compartirlo con el mundo inteligente. A disfrutarlo. Por José Vales Buenos Aires- Podría escribirse ya la historia de la algarabía social argentina como quien se anima a escribir la historia de la vida privada o la historia de las amebas. La de la euforia gaucha tiene ya varios hitos registrados. Todos parecen haber pasado por el mismo tamiz. Su rasgo común es que de inmediato desataron un carnaval de felicidad colectiva y luego, más rápido que tarde, supo encontrar su miércoles de cenizas. Así como se lo plantea, el 16-A, día del anuncio de la expropiación de las acciones de Repsol en YPF, está llamado a integrar ese selecto volumen que ya cuenta con varios capítulos. Se podría bucear un poco más atrás en el tiempo y allí encontraríamos fechas dignas de ser incluidas en la obra. Por ejemplo el 20 de junio de 1973, el día del retorno definitivo a la Argentina del general Juan Perón. Un momento esperado, preparado con tiempo, millones de sueños y no poca sangre derramada y mucho fervor autóctono para que ese fuese un día de gloria en el onomástico peronista y, por ende, en el de la Argentina. Por lo contrario todo terminó en una masacre con cientos de muertos (nunca se supo el número exacto) cuando facciones de la derecha se trenzaron en una feroz disputa armada con la izquierda del movimiento. Lo demás fue demasiado penoso y triste para volver a revisar en la memoria de la dictadura y su consecuente genocidio. Del tenor de día histórico que protagonizó la presidenta Cristina Kirchner a su regreso con más pena que gloria de la Cumbre de las Américas de Cartagena, aparece de inmediato aquel 2 de abril de 1982. Ese día tras el anuncio, comunicado castrense mediante, cientos de miles de argentinos vitorearon al dictador Leopoldo Galtieri en la Plaza de Mayo. La voz carrasposa del general aparecía como la del líder que había recuperado las islas Malvinas y garantizaba la soberanía nacional, aún cuando violaba el Estado de Derecho y los derechos humanos. No importó que 72 horas antes hubiera reprimido la primera protesta contra la dictadura. Después de todo no interesaba nada. Ni las carencias armamentísticas, ni la falta de experiencia en guerras, ni que los hijos de muchos de los presentes allí, todos de 18 años, serían los primeros en ir al frente y los primeros en caer. Setenta y dos días después, esos mismos cientos de miles pidieron la caída del dictador y el final de una dictadura que, recién ahí, la descubrieron atroz. Otro momento de algarabía nacional, todavía caliente en la memoria colectiva de los habitantes de este país, tuvo lugar un día después de la defenestración de Fernando De la Rúa, el 21 de diciembre de 2001. Ese día el presidente provisorio, Adolfo Rodríguez Sáa, asumía la primera magistratura del país en el Congreso y en su discurso de posesión anunciaba al mundo que Argentina no honraría sus deudas porque entraba en "Default". Lo ovacionaron todos. Incluso los que habían levantado las manos para endeudar al país con los organismos multilaterales de crédito y para habilitar las privatizaciones durante la presidencia de Carlos Menem (1989-1999) y de De la Rúa (1999-2001) Rodríguez Sáa fue más provisorio de lo previsto. A tal punto que se ganó para siempre el mote de “el efímero”, luego de aguantar sólo una semana en el cargo, pero Argentina todavía sigue atravesando ese "Default" y sus consecuencias. Aún hoy el país carece de acceso al crédito internacional. Por la misma senda se fue el anuncio de Cristina Kirchner el lunes pasado. Algarabía, apoyo social, pancartas con el logo de YPF y de CFK juntos, respaldo de la oposición y una revisión de las anomalías que Repsol y los sucesivos gobiernos fueron incurriendo en materia energética. Muchas de ellas con la anuencia de la administración Kirchner. Después de todo fue el ex presidente Néstor Kirchner el que motorizó el ingreso de la familia Esk(con K de Kirchner)enazi a YPF sin poner un centavo y fue la jefa de Estado la que en noviembre último felicitaba a Antonio Brufau, CEO de Repsol, por “haber aumentado la producción”, un dato que luego se confesaría inexacto, durante el anuncio del lunes. Pocos dudan por aquí que el Estado debe controlar los hidrocarburos porque es una cuestión estratégica. Lo sostienen hoy y lo defendían hace 20 años cuando los Kirchner apoyaron y participaron de la fiesta privatizadora. “Pero no se puede borrar de un plumazo lo que se comprometió hasta ayer”, al decir del economista Miguel Bein. Hasta el ex presidente Carlos Menem y su ex ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi, la pareja privatizadora por excelencia de los '90, participan de esta “fiesta”. El ex mandatario votando, como ya lo adelantó, a favor de la nacionalización en su carácter de senador. El ex ministro fungiendo como asesor del Ministro De Planificación, Julio De Vido, designado interventor de YPF, para redactar el proyecto. “Delicias de esquizofrenia argentina”, según el analista Julián Hermida. Para el sociólogo Eduardo Fidanza, esta decisión presidencial está enmarcada por una tendencia a lo largo de estos 30 años de democracia. Director de la Consultora Poliarquía, Fidanza sostiene que “sin identidades sólidas, sin competencia equilibrada, sin códigos, sin diálogo y sin puesta en valor de los bienes públicos, la política argentina se descompone”. “El Gobierno atraviesa dificultades. El optimismo social y la imagen presidencial están cayendo velozmente, sin que nadie lo capitalice aún. Cristina Kirchner debe garantizar una prestación económica constante si no quiere perder apoyo electoral. Su eslogan “Nunca menos” es su laberinto”, acota Fidanza. Y es que mientras una buena parte del país parece en éxtasis con la medida, no faltan los que comiencen a ver los problemas presentes y futuros que una decisión semejante y adoptada con esas formas y en la actual coyuntura ya comienzan a acarrear. Posibles sanciones de la Unión Europea y del G20 (esa tribuna tan grata para la presidenta) en su próxima reunión en México; restricciones a los productos argentinos y recorte de beneficios arancelarios. Ergo más desconfianza en un país que en la última década se esmeró en cultivarla. “Todo hace indicar que asistimos a otro "default" político, sin importar los costos como dijo el Ministro de Interior (Florencio Randazo)", según Hermida. Mientras que para otros analistas es "una remake" de otras crisis más recientes, como si se buscara sacar del “freezer” a la Argentina del 2001, que sigue "congelada" como el cadáver de Walt Disney, pero no resuelta. Al gobierno kirchnerista le faltan fondos y “le sobra audacia” como afirma Fidanza. Ya se vilipendió algunas cajas, cuan joyas de la abuela. Los fondos de pensión y la caja de jubilaciones; hace un mes fue por las reservas del Banco Central a sabiendas que el año fiscal está llamado a ser “horibilis” y ahora se esperanza en que los pozos petroleros escupan el oro negro para seguir adelante seduciendo al electorado en tiempos de encuestas magras. Sin contabilizar el costo monetario a pagar por los bienes de Repsol y el político a saldar con el resto del mundo. Como en otros carnavales, siniestros y dantescos a la vez, como en Malvinas o en la congelada crisis del 2001, muchos aquí parecen decir al unísono con la presidenta, “Dios proveerá…” Cuando a este nuevo hito argentino, transformado en una nueva algarabía pagana, le llegue su siempre costoso miércoles de cenizas. FIN

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