viernes, 1 de junio de 2012

CORTÁZAR, Julio: un ejemplo de paradoja nacionalista

Hace unos días tuve ocasión de ver el documental sobre el escritor Julio Cortázar, nacido en Bruselas. Que luego se trasladara al país de origen de sus padres y se sintiera parte del mismo e incluso estudiara y trabajara allí, no lo hace-o no lo hizo- argentino. En el sentido nacionalista del término. Julio, cuando llegó a una edad, ya sabía lo que quería, pensaba y anhelaba para Lationamérica y el mundo. Ni bien ganó el teniente Coronel (cargo inventado, para ponerse un grado de jerarquía aún mayor)Cortázar decidió marcharse de esa sociedad. Así lo relata él en dicho documental, que recomiendo ver cada tanto. Se radicó en París. Podría haber sido N.York o Bruselas e incluso Londres. Pero, acaso siguiendo el rastro del sueño de todo artista bohemio, eligió el sitio del mundo donde mejor se pudiera sentir. La adoptó para siempre. Tanto que sus huesos o sus restos descansan allí, en la ciudad donde caminó noches y días. Lo que escribió y cómo lo escribió, ya lo conocerán sus lectores. Sobre su vida y sus sentimientos, también se puede saber y conocer gracias a la tecnología y a cintas que él mismo grabara. Y acerca de los viajes que realizó a Nicaragua para ayudar al pueblo que se liberaba, cualquiera puede aceeder para recordarlo o descubrirlo (para quienes no lo conozcan o no les suene tanto como Borges) Cortázar entró en los anales de la Literatura Argentina y, ahora pienso que los escritores no deberían formar parte de las nacionalidades culturales. A pesar de las críticas que hacía Carlos Marx al respecto (que con el Comercio Internacional del nuevo modelo económico se desfigurarían las literaturas y etcéteras nacionales...) Los escritores, en tal caso, podrían clasificarse en: los que escriben en lengua castellana, inglesa, francesa, alemana, portuguesa, italiana, china, japonesa y tantas lenguas innumerables que se hablan activamente en el planeta (por ejemplo, en la India, más de 2000) En este punto discrepo con Carlitos porque, de hecho, no se perdieron las identidades culturales. Es casi imposible que desaparezca el constructo cultural imponente que existe. Continuarán habiendo modos de ser, de cantar, de expresarse y de ver el mundo. Evidentemente es el lenguaje mismo el que formó esa arqueología. Lo que pienso, y puede que sea descabellado como tantas otras ideas que se me cruzan por la azotea, dejabo de la sombrilla, es que, una cosa son las identidades que nos hacen sentir partícipes de un entorno y actuar identificándonos y relacionándonos socialmente con el mismo, y otra-bien distinta- es la tijera política nacionalista y consecuentemente comercial que entra en juego (ahora sí vuelvo a coincidir con Carlitos) a partir del sistema capitalista. El modo de ser nacional o la identidad nacional no es el resultado de las manifestaciones de los habitantes de un determinado sitio geográfico. Más bien, al revés, la identidad y sentimientos nacionales se gestan, se enmarañan y reproducen dentro de las famosas instituciones de la macroestructura económica, aquéllas que se encargan de controlar lo que producimos tanto para la subsistencia como para el ocio. Recuérdese alienación religiosa, ideológica y económica. En definitiva, que con el deporte ocurre lo mismo (todos nos entretenemos como en el circo romano, pero sabemos que está corrupto y arreglado, que hay millones circulando por los campos de fútbol-millones de dinero-) Si un escritor es bueno, muy bueno, enseguida decimos es "argentino o español o irlandés" Claro que sí, no está mal recordar su nacionalidad. Pero como intenté exponer al comienzo, habría que matizar siempre, el recorrido de vida de una persona para darse cuenta que no es la tierra donde nació la que la hace grande o genial; sino su intrínseca capacidad o talento, esté donde esté y donde sea que haya nacido. Del igual modo, si hubiera que hablar de patrias, estas lo son en la medida que las elegimos, que decidimos vivir en ellas. He aquí la bisagra que no se aceita casi nunca. Formamos parte de un globo que gira y por donde nos movemos libremente. ¿Por qué a los gobiernos les molestará tanto que seamos golondrinas capaces de migrar y decidir? ¿Por qué a las instituciones les ha irritado siempre, durante toda la historia de la humanidad, que seamos libres? Porque eso es lo que somos. En términos de Nietzche, voluntad de poder, de convertirnos en superhombres capaces de cambiar la historia despojándonos de todo invento, de toda ideología que ciega o cegó nuestra poderoza razón... Continuaré. Quizá continuaré. Pero espero que estas salpicadas reflexiones sirvan para fundamentar que no existe el nacionalismo. Que no hay mejores o peores jugadores, escritores, pintores, enfermeros, porque hayan nacido en uno u otro sitio. Tal vez estuve hablando todo el tiempo de la muerte del autor de Roland Barthes y ahora, al acabar este artículo, lo descubro. Pues sí. Sería genial que los libros figurasen todos como creación anónima. Sería estupendo que después de un concurso, el autor siga siendo desconocido o se mueva bajo seudónimo. Es una manera de huir de la fama, de la manipulación comercial y "nacional" Como cantó Joaquinito "mi manera de comprometerme, fue darme a la fuga" Entre bambalinas, detrás de las luces de neón, se crea. Y más nos vale mantener distancia de quienes nos descubran y luego nos utilicen para enaltecer su sentimentalismo, trágicómico "na-zio-na-lis-mo. Chán chán. (en la próxima daré ejemplos de cómo hace más de un mes que todos los días se nombra la palabra "rescate" y justamente merced a un forzado orgullo nacionalista se va a intentar impedir aunque tenga que sangrar un pueblo -paradoja nacionalista again- Al pueblo que dices hermano y tuyo, lo hundes con la misma cuchilla de la soberbia españolísima, que no quiere pasar vergüenza europea) Uf, cuánto. Adiós.