lunes, 27 de agosto de 2012

Cierta Argentina con déficit literario e histórico

Imposible callar cuando vi en la tele que ahora, las juventudes y otros más, retomaban la historia EL ETERNAUTA de Héctor G. OESTERHELD.

En ella caricaturizan al héroe original, cambiando el nombre y escribiendo Néstornauta, aludiendo al muerto ex presidente de esa República. Que no fue un héroe ni mucho menos. Y tampoco desaparecido.

El que sí fue secuestrado y desaparecido por la dictadura en 1977 fue el propio Hector G. OESTERHELD.

Desde el desquicie extrapolar, deshonran a la propia historia de la literatura, puesto que -para quienes no lo han leído- El Eternauta trata sobre una nevada mortal en Buenos Aires y la posterior invasión extraterrestre.
Escrito en clave ciencia-ficción, es posible, y otros investigadores coincidirán, que este cómic y otros cuentos, camuflan con excelencia una situación política nacional e internacional.

Los símbolos de la nevada y la invasión exterior podrían corresponderse respectivamente a un tipo de desaparición de cultura, de libertad; y lo de la invasión extraterrestre, burlando un poco la fantasía norteamericana y diciéndoles que son ellos los verdaderos invasores.

Cuestiones que no concuerdan para nada con los tiempos actuales.

Me pregunto y me seguiré devanando los sesos hasta dar respuesta, encontrar una buena manera de concretar un ensayo que explique o mejor ORDENE tanto caos intelectual, tanta mezcla de nombres y verdaderos revolucionarios.

El otro hito es llamarle Che Guevara a un viceministro de economía que se inventó un neomarxismo y ocupa el sillón cómodo de la inoperante YPF y el del ministerio homónimo.

En mi artículo anterior hablaba de Cortázar, en la parte que alude al Che. Si hubiese sido un hombre "serio" (quieto-paralizado), habría puesto una consulta médica en Buenos Aires (no nos olvidemos quiénes eran los Guevara). Sin embargo, decidió subir hacia el Norte para luego bajar y exportar el modelo de revolución a Sudamérica. Una traición o un mal viento, lo sorprendieron en la selva y allí lo mataron.

Señorito Kicillof: ¿estaría usted dispuesto a salir de ese país y recorrer el extremo pobre más indígena de la América que sangra por sus venas? (parafraseo el título de Eduardo Galeano)

¿Cuándo comenzó esta locura de mezclar nombres, de desenterrar muertos, de reencarnarlos en máscaras sonrientes de bótox y súpermillones?

Tantas preguntas que los escritores argentinos, los buenos, los que el sábado salían en el suplemento Babelia podrían ayudar a responder...

Una cosa es la locura artística y otra es la política, la enfermedad del poder que se contagia, se propaga y se enquista.

Tiempos peligrosos. En todo caso, que estos ocurrentes rehistoriadores del El Eternauta, lean el final...

No vaya a ser cosa que la moneda que se echa hacia arriba caiga en la boca luego.

N/S: deseo que mis alumnos y alumnas que allá en los años '97 y '98, trabajaron conmigo la lectura de la obra aquí recreada, no estén formando parte de esa drogada extrapolación, de ese juego alocado y caprichoso del mal perdedor que cambia fichas o cartas y las pone a su gusto. Si así lo estuviesen haciendo, no entendieron nada de la obra aprendida y yo no supe, entonces, transmitirles lo que simbolizaba.

2 comentarios:

  1. Jaaaaaa còmo es posible q toda noticia q llegue la crean x el sòlo hecho de leerla en una nota? Escuchaste la otra campana? Nada de esto es cierto!!!
    Daniel Izzo.

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  2. "MENTIRA" es la palabra de moda parece. a qué te referís con que nada es cierto? a lo que digo yo?

    Lo de Néstornauta lo vi por televisión...por favor! cómo se puede decir todo el tiempo: MENTIRA MENTIRA MENTIRA.

    No les enseñó a decir otra cosa?

    Cómo pueden negar lo que se ve en los medios internacionales? Lo que vemos muchos.

    Más sensato es callar y esconderse como hacía yo.

    Pero te falta decir que es un trucaje de la tele como cuando el Hombre llegó a La Luna...

    Lo positivo es que picaste y volviste a hacer comentarios en mi blog já já. Gracias por participar.

    Y no te metas en camisas de once varas conmigo cuando se trata de hablar de libros. Para algo estoy más cerca de los 60 que vos. Y a esa edad ya uno se transforma en sabio y espectador. No te olvides que enseño literatura y enseñé El Eternauta. Eso me da derecho a pedir un respeto por el escritor. QUE dicho sea de paso, tendrán que pagarle derechos de autor a los descendientes...

    chín chín chín. siga el baile.

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