miércoles, 4 de septiembre de 2013

Rayuela sin jugar.

La Maga no estaba sola. Al menos eso creía.

La Maga estaba acompañada hasta que le llegó su revelación.
¿Un amor?
Nunca lo sabría del todo.

Ese amor tampoco estaba solo. Su compañía era para La Maga la montaña inalcanzable.
Sería así casi toda la vida.

La Maga un día decidió quedarse sola de verdad. Lo dejó casi todo atrás y se marchó.

Ese amor no fue tras ella. No podía.

La Maga creyó encontrar en el abismo del dolor, la verdadera compañía.

Y aquél amor reaccionó.

La Maga se ocultó. No quería más hacer de falsa maga...

...

El tiempo pareció transcurrir hasta que La Maga despertó.

Descubrió que ni siquiera había sido un sueño, ni pesadilla ni ilusión.

Descubrió que todo aquello que había sentido había sido un extravío, un incesante caminar bajo los puentes.

Los puentes no le dieron sorpresa alguna a La Maga.

Siguió caminando hacia lo que se llamaba futuro. Siguió marcando con cada paso, la despedida incesante de un presente que nunca se jugó.

Porque ninguno se atrevió a saltar sobre cada cuadro de la rayuela.

El pasado y el futuro nunca habían existido en sus vidas.

Un presente que pudo haber sido infinito se hizo trizas como la tiza que se rompe sobre la pizarra. Pero sin ruido.

La Maga no había encontrado a su amor donde creía que estaba.

Quizá él se lo hizo creer así...

Quizá la magia en realidad nunca había sido dueña de nada. Menos de ella.

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CON IMAGINACIÓN SE PUEDE UNO CREER LO QUE SE LE DÉ LA GANA DE JULIO y su maga.
Buenas Noches y a disfrutar de los sueños, que para eso sueños son.

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